El salón es un amplio espacio abierto en forma de l, que se evitó compartimentar. Dos sofás y una mesa de centro, situados frente a la chimenea, presiden la zona de estar. A su lado, una butaca con reposapiés contrasta y pone una nota colonial. Sus paredes, como las de toda la casa, se adornaron con obras de arte y grabados procedentes de la galería de arte que Paula ha abierto en internet.
Otra cosa que la dueña tenía muy claro era que no quería ni un solo radiador en toda la casa. Por eso, eligió calefacción por hilo radiante, instalado bajo el pavimento. En la planta baja, este último es de una material nuevo, no poroso y muy resistente, denominado mármol compact; en la de arriba, el suelo es un laminado de madera. Las paredes de toda la casa se pintaron en tonos claros y para tener intimidad sin perder nada de luz, en casi todas las ventanas se colocaron visillos y cortinas.
Como deseaba huir de los muebles voluminosos, sólo se permitió una gran mesa de caoba para el comedor, con sitio para varios comensales. Sabíamos que íbamos a usarla únicamente en fechas señaladas por emp-. Por este motivo, creamos otro espacio multifuncional, más íntimo y acogedor, con una vitrina y una mesa, que puedes ver aquí y en el blog sirve tanto para las comidas informales como para jugar a las cartas o de improvisado estudio para poder revisar los papeles.
La cocina es el auténtico centro de la vida diaria. Como sus hijos son pequeños, le resulta mucho más cómodo comer y cenar en el office. Para que aguantara el uso diario que imponen tres niños y un perro, hizo pintar esa zona con una pintura a la laca verde, muy fácil de limpiar. También insistió en situar la zona de cocción en una isla central alejada del lugar donde se mueven los pequeños. Como no me gustan las complicaciones, para las paredes elegí un azulejo blanco simple y pequeño, y para el suelo, placa cerámica en gris.